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La historia secreta del tarot

Podríamos escribir varios libros sobre el tarot y su historia si quisiéramos hacer justicia a la complejidad de sus personajes, sucesos sociales, culturales, religiosos y hasta artísticos involucrados en su origen y conformación. Aún hoy continúan develándose detalles de documentación histórica y los significados que surgen a través de sus imágenes.






Artistas como Salvador Dalí o Xul Solar pintaron sus propias versiones, y es curioso observar cómo esas imágenes - que a veces contradicen las leyes de la perspectiva o que van a contramano de la lógica formal - subyugan la conciencia humana.



El tarot como lenguaje simbólico


Es conocida prácticamente por todos la faceta “adivinatoria” o de “lectura” del tarot, al punto de creer que sólo de eso se trata. En esta práctica con mayor o menor probidad, ética o profundidad, es uno de los métodos más conocidos para articular una comprensión del momento de un consultante, su realidad interior y su realidad exterior o destino.


Pero, precisamente, si se ha generalizado tanto este uso (y a veces abuso) podemos afirmar que si puede cumplir eficazmente esta función práctica - como también el I Ching o la astrología- no es porque sea una finalidad en sí, sino porque luego de un proceso misterioso y mágico que parece azar histórico, con marchas y contramarchas, nació un verdadero lenguaje simbólico.


"La parte mítica y romántica de la historia del tarot -al margen de su falta de rigor histórico- posiblemente responda a la idea de que más que una invención, se trata de recuperar un “recuerdo” de lo eterno, al estilo que lo entendería un Platón o un místico como Plotino o un Carl Gustav Jung". Valentín Tomberg.


Lenguaje, porque es un todo articulado, y simbólico porque sus significados no se agotan, sino que son puertas para la percepción en distintos niveles. En él se toma contacto con el misterio y se puede dar cuenta de una visión del Universo, tanto del macrocosmos como del microcosmos.


Pueden observarse en la sucesión de esos símbolos la representación de mitos y arquetipos, tal como señalara Carl Gustav Jung, no sólo una imagen del mundo, sino también el viaje de la consciencia humana o el llamado viaje del héroe.


Por tratarse de una especie de código sagrado para muchos místicos y ocultistas, al tarot se lo entiende como una herramienta de meditación e incluso de guía y comprensión profunda para indagar en el exterior y en el interior, y hasta una ayuda en la vía de la iluminación espiritual.


"El tarot, a diferencia de un lenguaje como la astrología que tiene un código previo a ser estudiado, consta de esas imágenes denominadas arcanos. Éstos están a la vista de cualquiera y están más allá de explicaciones racionales, aunque no las excluyan". Eliphas Lévi.



Tarot: ¿origen egipcio o renacentista?


En el origen del tarot existen diferentes versiones, pero podemos distinguir dos grandes criterios: una vertiente más fantasiosa, mitológica, y una más racional e historicista.


Mientras las fuentes históricas rastrean su origen en las cortes del norte de Italia del siglo XV, ocultistas franceses de los siglos XVIII y XIX ubican su origen en el antiguo Egipto.



Tarot: el por qué de su nombre


Muchos han ido en la dirección de buscar un origen egipcio del tarot. Por ejemplo, en la diosa Ashtarot, plural bíblico de la diosa Astarté fenicia, la Ester hebrea, la Stára persa y la Ishtar mesopotámica o la Tara hindú, cuyos nombres remiten todos al vocablo estrella, encuentra su equivalente en la diosa Hator egipcia.


En el templo de Dendera (Egipto helenístico) dedicado a ella, se descubrió el famoso zodíaco. Por este motivo, tarot podría significar zodíaco o la relación del cielo con lo divino. Sin embargo, no es sino a comienzos del siglo XVI que aparece el término, ya que originalmente se lo llamaba Ludus Trimphorum o el Juego de los Triunfos.


Desde una vertiente menos fantasiosa, algunos ven sencillamente una conexión con la técnica del taroccato, es decir, la impresión de decoraciones (tares) por medio de un punzón en la producción de las primeras cartas de las cortes del norte de Italia.


En 1546, el ocultista Guillaume Postel publicó un libro donde establecía la relación entre Taro, Rota y Ator (por la diosa madre egipcia) con las cuatro letras del Tetragrámaton o nombre de Dios: Y H V H o Yod He Vav He del alfabeto hebreo, lo que habitualmente se expresa como Yahvé, pero que en esencia es impronunciable.


En principio y según distintas fuentes, daría la impresión de que los arcanos mayores y los menores se desarrollaron por separado. Los menores serían una derivación de las cartas o naipes, sobre todo de fuentes árabes.


Habrían llegado a Europa con los mamelucos de Egipto y debido a las cruzadas algún tiempo antes de 1367. Se dice que es probable que los arcanos mayores se agregaron en algún momento a la inocencia de la baraja para disimular su filiación esotérica.


Según la tradición histórica, el tarot habría surgido en el Renacimiento en el entorno de las cortes del Norte de Italia; aquellas de Milán, Boloña y Ferrara. Y se habría difundido enseguida por toda Italia y luego por el resto de Europa (donde se conocieron diversas variantes).



Los famosos tarots Visconti y otros tarots antiguos


La primera baraja conservada casi por completo es la famosa baraja Visconti-Sforza. Existen once versiones. Sin embargo, el más famoso fue pintado alrededor de 1450 para celebrar la conquista del poder en Milán por Francesco Sforza y su esposa Bianca María Visconti, hija del duque Filippo María. Probablemente fue pintado por Bonifacio Bembo. El mazo tiene 74 de las 78 cartas originales.


Existiría, según fuentes orales, un posible antecesor a los tarots de Visconti en el “Tarocchino de Bolonia” (principios del siglo XIV).


También existe un tarot del siglo XV con una diferencia muy grande en los arcanos mayores, que representan a personajes históricos y mitológicos. Se denomina tarot “Sola Busca” y es el más antiguo que conserva sus 78 cartas.



Copas, oros, espadas y bastos


Lo importante, más allá de posibles eslabones perdidos, es que el tarot se origina como una expresión del Renacimiento, siendo una de las más extraordinarias realizaciones del humanismo italiano. Está constituido por 56 cartas numeradas de “suites italianas” pero de origen árabe: copas, oros, espadas y bastos, y por 22 imágenes bautizadas "triunfos", creadas a finales del siglo XIV o a comienzos del XV.


Reúne los representantes más ilustres del panteón griego alimentados de virtudes cristianas, mediante el sesgo de imágenes de situaciones humanas y los símbolos de los cuerpos celestes. Este juego remite a los poemas “Los triunfos” de Francesco Petrarca, en los que el poeta del siglo XIV ofreció una descripción de las fuerzas principales que gobiernan a los hombres atribuyéndoles un valor jerárquico.


También para inspirar cuentos en función de las cartas extraídas (a un paso de la adivinación).



Los tarots Marsella


A finales del siglo XV, la baraja del tarot italiano ya estaba definitivamente conformado con la estructura de 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores.


Luego de las modificaciones efectuadas en Francia se conformaron los denominados tarots de Marsella, donde la numeración aparecía en la parte superior en romano, y el nombre de la carta en francés, en su parte inferior.


El nombre Marsella se refiere a las sucesivas ediciones de barajas que fueron conformándose en Francia y específicamente en Marsella. Varios fabricantes a finales del siglo XVIII se dedicaban a la exportación a otros países, incluso a Italia. Estamos hablando de más de cuatro siglos de producción de mazos que comenzaron casi impresos artesanalmente con planchas de madera y a varios colores, hasta la llegada de la imprenta.


Una baraja clásica es la de Claude Burdel, quien había hecho originales en madera y también era fabricante (1751).


Otro es el de Nicolás Conver, también partiendo de grabados originales en 1760.


Posteriormente, y en virtud del casamiento de Juan Bautista Camoin con una de las jóvenes de la sociedad, la casa pasó a llamarse Conver-Camoin.


Phillipe Camoin y Alejandro Jodorowky emprendieron años más tarde, en 1998, una restauración del mismo buscando planchas originales y versiones de varios tarots de Marsella, hasta llegar a una versión que reimprime detalles y colores.



Los ocultistas franceses


El tarot es “redescubierto” formando parte de la cultura popular como juego de cartas por el pastor y estudioso Court de Gébelin (1725–1784), quien reparó por primera vez en la era moderna en la riqueza simbólica de las láminas y lo expuso en su obra “Monde Primitif” (1781).


Fue el precursor de la tesis de origen egipcio y la tesis de la difusión a través de los gitanos (algo que también se revelaría como erróneo).


Etteila - Jean Francois Alliette (1738–1791) restauró y cambió imágenes y arcanos con influencias del neoplatonismo y el hermetismo, dando estilo egipcio a varias láminas.


El tarot comenzó a estar ligado indisolublemente al mundo de la magia y tomó vuelo la gran época del tarot oculto. Éliphas Lévi - Louis Constant (1810 – 1875) revalorizó su dimensión mística y vio en el tarot una vía de crecimiento personal. Lo relacionó con el saber cabalístico y los 22 arcanos con las letras hebreas (Dogme et Rituel de la Haute Magie, 1854).


Papus - Gérard Encausse (1865 – 1917) escribe, siguiendo la visión mitologizada, “Le Tarot des Bohémiens” y “Le Tarot Divinatoire”. Fue fundador y jefe de la Orden Masónica de los Martinistas y miembro rosacruz. Basó su filosofía en una forma de cabalismo que usa números místicos relacionados con los nombres y con las letras. El tarot gira, según este autor, en torno de la palabra "rota", representada como una rueda.


Oswald Wirth (1860–1943), masón y rosacruz suizo, sostenía que el tarot estaba relacionado históricamente con las cartas instructivas medievales y renacentistas y no con las mitologías sobre Egipto. En 1889 publicó "El tarot cabalístico".



La Golden Dawn y el esoterismo


En Londres, Inglaterra, se funda en 1886 la orden esotérica hermética Alba Dorada por un grupo de ocultistas y eruditos.


El tarot adquirió un tinte esotérico que nunca antes había tenido. Se lo relacionó prácticamente con todas las tradiciones antiguas. Arthur Edward Waite (1857–1942) se hizo cargo en 1903 del templo londinense de la Golden Dawn y en 1910 fue editada la baraja de Waite por Rider & Co. (razón por la cual se denomina mazo de Rider–Waite), dibujados por Pamela Colman Smith.


Enseguida se ganó la popularidad de la que hoy disfruta. Alteró imágenes e intercambió las posiciones de la Justicia y la Fuerza, por lo tanto, se lo denominó “tarot revisado”. Cambió los arcanos menores creando imágenes para cada uno de ellos con influencias del Sola Busca del siglo XV (los demás sólo tenían los números y los palos). Estas variaciones influyeron en gran parte de los tarots posteriores.


Aleister Crowley (1875 – 1947) fue un integrante de la Golden Dawn, quien posteriormente se alejó de ella fundando su propia orden. En 1938, Lady Frieda Harris le pidió que trabajara con ella en un nuevo tarot influenciado por el libro “Un Nuevo Universo” de Ouspensky.


El resultado se edita en en 1944. Es muy llamativo y totalmente distinto a los existentes hasta entonces, abundante en simbología procedente de la cábala, la masonería, los rosacruces, la magia, la alquimia, la psicología, la astrología y las matemáticas.


Como lenguaje simbólico y camino de inspiración, durante diversas épocas el tarot ha sufrido transformaciones, generando variantes en sus imágenes, en sus colores, y en los elementos que componen las cartas. Su espíritu lo lleva a impactar en las nuevas generaciones, quienes se sumergen sin prejuicios en su estudio e incluso suman nuevas variantes en diseño digital y temático. Todo un mundo por descubrir.



Columna de @serbarreiro, experto y estudioso del tarot en

clarín.com/astrologia.

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